martes, 18 de diciembre de 2007

Pedrín

Nuestras interminables giras, luego del futbol y el
consabido baño en el Riachuelo, solían terminar en los
fondos de la carbonería de Pedrín, pintoresco personaje
que merece que me detenga a contar un poco su historia.
Pedrín llego a nuestro país atraído por lo que había
oído cuando bajaba al pueblo a vender algún animalito o
efectuar alguna compra. Se decía que en la Argentina el
dinero se encontraba por donde uno fuera, allá en su
paese vivía en el medio del campo junto a su madre,
nunca conoció otros parientes, en una habitación
construida en piedra y techo de paja que servía de
dormitorio, cocina y hasta para albergar algún animalito
doméstico cuando nevaba, sin sanitarios, claro.
La higiene se efectuaba en el arroyito que pasaba junto a
la casa, vivían de lo poco que podía cultivar Pedrín, y
de algunas cabras y gallinas. Cansado de esa vida, cuando
falleció la madre vendió lo que poseían y se conchabó en
un carguero que venia a nuestro país. Desembarcó en la
Boca y la realidad le mostró que no era tanto como lo
imaginaba, tuvo que trabajar duro, almorzar un pan cortado
al medio, rociado con aceite y una cabeza de ajo con
algunos aros de cebolla para ahorrar los pocos pesos
que ganaba haciendo changas, y que guardaba celosamente,
ya que tenía en mente varios proyectos, para ir
progresando. Así fue que pudo comprarle a un viejo genovés
que tenía un terrenito donde vendía carbón al menudeo y
forraje para alimento de los animales. Recordamos que eran
épocas de tracción a sangre y los fardos de pasto tenían
mucha salida, así como el carbón, único combustible usado
para cocinar y tener calor en invierno. Pedrín, que había
observado estos detalles, ahorraba todo lo que podía, y
fue agrandando el negocio. Agregó otro terreno, compró un
carro con caballo, y de a poco fue comprando y almacenando
pilas de fardos de alfalfa y bolsas de carbón, que luego
repartía a una clientela que cada vez se agrandaba más.
Tenía una buena amistad con nosotros, ya que le ayudábamos
a descargar y apilar la mercadería, que recibia ahora ya
al por mayor, y algunas veces lo acompañábamos a hacer el
reparto, o repartiendo a domicilio el carbón que le
encargaban. Siempre nos recibía alegremente y con alguna
taza de mate cocido con leche, ya que había logrado
construir una pequeña vivienda dentro del galpón donde
tenia la mercadería y también tener en el fondo unos
animalitos, gallinas que proveían de huevos que sabia
compartir con nosotros. Donde terminaban las pilas de
forraje había un círculo, lugar donde nos reuníamos
recostándonos entre los fardos y tratando muy seriamente
sobre cuál sería nuestro futuro, ya que todos deseábamos
volar lejos, para no terminar trabajando en los barcos,
único porvenir que nos esperaba. El único que no pensaba
en irse era el gordito pan con grasa, ya que su padre
era el dueño de la única panadería del barrio,y tenía
su bienestar asegurado por lo que sus pensamientos no
volaban demasiado lejos.
En cambio cada uno de nosotros tenía ya decidido su
futuro: el Adolfo partiría al norte, donde se convertiría
en famoso actor de cine, mi hermano seguiría la escuela
técnica, ya que seria inventor -condiciones tenía- pues
arreglaba con mucha habilidad artefactos que le traían los
vecinos para reparar, Juanito sería abogado, ya que había
escuchado que esa gente que defendía a los quinieleros y
explotadores de mujeres, estaban llenos de plata, El
serio
nunca opinaba nada, pero seguía sentado en los
muelles mirando partir los barcos.
Un buen día nos enteramos que se había conchabado de
grumete en un carguero que daría la vuelta al mundo, y
nunca más volvimos a verlo. Tachito de grasa, quería ser
conductor de esos grandes carros que repartían mmercaderías
por todo el país, y yo anhelaba terminar el secundario y
seguir jugando al fútbol, donde ya me destacaba. Finalmente
casi siempre terminaba la asamblea con una muy festejada y
ruidosa masturbación general.
Más adelante narraré la fundación del gran club, Deportivo,
Social y Cultural Honor y Gloria
, fundado y presidido por
Pedrín, dueño de la idea y de los pesos necesarios para
llevar a cabo el emprendimiento.

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